Resumen del Libro de buen amor

1. Características Generales

El Libro de buen amor es una miscelánea (contenido diverso y en ocasiones inconexo) compuesto en 1330 y 1343 (la versión más completa) por Juan Ruiz, Arcipreste de la ciudad de Hita.

 1.1. Género y estilo

Se trata de una obra del Mester de Clerecía y como tal está escrito en cuaderna vía, recordemos: serie ilimitada de estrofas de 4 versos de 14 sílabas monorrimos con rima en consonante. Sin embargo, tenemos que precisar que se trata de una obra del mester de clerecía del siglo XIV. Estas obras difieren de las del mismo género  del siglo XIII, en que ahora los versos se vuelven mas irregulares, no se respetan en excesivas ocasiones ni la medida (pueden variar entre versos de 14 y 16 sílabas) ni la regularidad en la rima. Además, al tratarse de una miscelánea, en la obra aparecen otras composiciones diferentes como canciones, sermones, fábulas, etc…

 2. Resumen

Se inicia el libro con un prólogo en prosa donde el autor afirma escribir el libro desde la cárcel (seguramente se trata de una alegoría: la vida terrena = cárcel del pecado, y no de una prisión real); en dicho prólogo apunta indicaciones para una correcta interpretación del libro (la preocupación por la interpretación acertada del libro se repetirá en diversos momentos a lo largo de la obra):

(…) compuse este nuevo libro, en que son escritas algunas maneras e maestrías et sotilesas engañosas del loco amor del mundo, que usan algunos para pecar. Las quales leyéndolas et oyéndolas omen o muger de buen entendimiento, que se quiera salvar, descogerá, et obrar lo ha: et podrá desir con el psalmista: Viam veritatis, etc. Otrosí los de poco entendimiento no se perderán: ca leyendo et coydando el mal que fasen o tienen en la voluntat de faser, et los porfiosos de sus malas maestrías (…)  en pero, porque es humanal cosa el pecar, si algunos (lo que non los consejo) quisieren usar del loco amor aquí fallarán algunas maneras para ello, e ansí este mi libro a todo omne e muger, al cuerdo e al non cuerdo, al que entendiere el bien et escojiere salvaçión, e obrare bien amando a Dios: otrosí al que quisiere el amor loco en la carrera que andubiere puede cada uno bien deçir: Intelleclum tibi dabo (…)

Et Dios sabe que la mi intençión no fuer de lo faser por dar manera de pecar ni por mal desir, más fuer por reduçir a toda persona a memoria buena de bien obrar et dar ensiempro de buenas costumbres e castigos de salvaçión: et porque sean todos aperçebidos, e se puedan mejor guardar de tantas maestrías como algunos usan por el loco amor. 

Siguen unas canciones a la virgen y unas oraciones a Dios para que bendigan el libro. Después el autor nos narra el relato breve de  “la disputa entre griegos y romanos” un cuentecillo popular y en clave de humor que resume en su moraleja el cuidado que hay que tener ante posibles malas interpretaciones de lo que se dice. Se introduce de esta manera otros parlamentos del Arcipreste  donde nos da, de nuevo, orientaciones de cómo interpretar correctamente el contenido y el sentido del Libro de buen amor:

 Et yo como soy omen  como otro pecador,/ ove de las mugeres a veses grand amor;/ probar omen las cosas non es por ende peor,/  e saber bien, e mal, e usar lo mejor

Por sus palabras se deduce que si bien el libro nos va a hablar de amor, de sus secretos, de lo bueno y lo malo que hay en el  galanteo y la relación amorosa, debe interpretarse la lección correctamente para  alejarnos del vicio y el libertinaje acercándonos al virtuosismo y al respeto por  la dama  “(…) e saber bien, e mal, e usar lo mejor”. Aunque en ocasiones el voluntario tono de  ambigüedad  que tienen muchos de los pasajes del  libro, como veremos,  nos invite también a hacer la  interpretación totalmente  contraria a la propuesta inicial del arcipreste. Y en última instancia, “el buen amor” del libro es el amor a Dios:

 Como dize Salamö (e dize la verdat)/ que las cosas del mundo- todas son vanjdat,/ todas son pasaderas, vanse con la edat:/ ssaluo amor de Dios, todas sson lyujandat.

 Siguen una serie de exemplos al tradicional modo medieval de los que se extrae una moraleja final que viene a la sazón del tema central del libro: “el buen amor”.

 Se encomienda pues el arcipreste en la busca de “compañera”, para lo que se hace ayudar de un mensajero (De lo que contesçió al arçipreste con Fernand Garçía, su mensajero.) Está, al parecer, enamorado por una tal Crus (cruzada panadera…). La narración se interrumpe por la intromisión de nuevos exemplos: Aquí fabla de la constelaçión, et de la planeta, en que los omes nasçen, el del juiçio del hora quando sabios naturales dieron en el nasçimiento del fijo del rey Alcarás.

 Le sigue la breve mención a su “segunda conquista” o mejor dicho intento de ella. Se trata de una dama prudente que, como tal, no se deja embaucar por los regalos que éste le hace con el fin de conseguirla. Se entiende que el pago en compensación sería el favor sexual, al que la dama rehúsa con estas palabras:

 Et non perderé yo a Dios, nin al su paraíso/ por pecado del mundo, que es sombra de aliso:/non soy yo tan sin seso, si algo he priso;/ quien toma, dar debe, díselo sabio enviso.

 Para ejemplificar el pasaje se narra “De lo que aconteció a un ladrón con un mastín”.

 La disputa con don Amor

 En la estrofa 181 se inicia la disputa que tuvo el arcipreste con “don Amor”. La conclusión: el amor es destructivo, hace enloquecer a los hombres y es mejor alejarse de su influencia. Le siguen unos cuantos ejemplos más y una serie de estrofas dedicadas a los pecados capitales: Aquí fabla el pecado de la soberbia (…) Para que nos hagamos mejor una idea respecto a este contenido, finalizan las estrofas de la soberbia así:

 El omen muy soberbio et muy denodado,/ que non a de Dios miedo, nin cata aguisado/ ante muere que otro más fraco et más lasrado,/contésçel’ como al asno con el caballo armado.

Y después nos cuenta, en relación con el pecado, el ejemplo “del asno y el caballo”.

 Hasta que en la estrofa 423 le contesta “don Amor”.

 Arçipreste, sañudo non seyas, yo te ruego,/ non digas mal de amor en verdat nin en juego (…)

 Si tú fasta agora cosa non recabdeste/  de dueñas et de otras que dises que ameste,/ tórnate a tu culpa, pues por ti lo erreste,/ porque a mí non veniste, nin oíste, nin prometiste.

 Quesiste ser maestro ante que disçípulo ser,/ et non sabes la manera como es deprender,/ oye e leye mis castigos, e sábelos bien faser,/ recabdarás la dueña, e sabrás otras tener.

 El amor echa mano de Ovidio para apoyar sus lecciones. En realidad es una adaptación del Ars Amandi, la obra del autor latino mas popular en la Edad Mediai:

 Si leyeres Ovidio el que fue mi criado/ en él fallarás fablas que le ove yo mostrado,/ muchas buenas maneras para enamorado.

 Le instruye en cómo debe ser físicamente la mujer que ha de buscar.

 Cata muger fermosa, donosa, et loçana,/ que non sea mucho luenga, otrosí nin enana;/  si podieres, non quieras amar muger villana/  que de amor non sabe, es como bausana.

 Busca muger de talla, de cabeça pequeña, / cabellos amarillos, non sean de alheña,/  las çejas apartadas, luengas, altas en peña,/  ancheta de caderas: ésta es talla de dueña.

 Ojos grandes, fermosos, pintados, relusçientes,/ et de luengas pestañas bien claras e reyentes,/  las orejas pequeñas, delgadas, para ál mientes,/ si ha el cuello alto, atal quieren las gentes.

 La narís afilada, los dientes menudillos,/ egoales, e bien blancos, un poco apretadillos,/  las ensivas bermejas, los dientes agudillos,/ los labros de la boca vermejos, angostillos.

 La su boca pequeña así de buena guisa, / la su fas sea blanca, sin pelos, clara, e lisa,/  puña de aver muger, que la veas de prisa/  que la talla del cuerpo te dirá esto a guisa.

 También le aconseja que se deje ayudar por una “celestina” experta en hacer pociones para enamorar; para por último resumir las principales virtudes que debería reunir una buena mujer, recordemos algunas de las mas celebradas:

 En la cama muy loca, en casa muy cuerda;/  non olvides tal dueña, mas d’ella te enamora; / esto que te castigo con Ovidio concuerda;

 Concluyen las lecciones de don Amor con consejos de “cómo se ha de guardar de beber vino” y de cómo comportarse con la dama.

 De otra muger non le digas, más a ella alava,/ et trebejo, dueña non lo quiere en otra aljava,/ raçón de fermosura en ella la alava:/ quien contra esto fase, tarda e non recabda.

 Non le seas mintroso,  seyle muy verdadero,/ quando fables con ella, non seas tú parlero,/ do te fablare de amor, sey tú plasentero,/ ca el que calla et aprende, éste es mansellero. (…)

 De una cosa te guarda quando amares a una:/non se sepa que amas otra muger alguna;(…)

 La historia de don Melón y doña Endrina

 En este apartado se inicia uno de los relatos centrales de todo el libro, la adaptación de la novela latina Pamphilus (del siglo XII), que el arcipreste adapta con los burlescos nombre de don Melón y doña Endrina (se repiten los tópicos: el dolor de amor, la idealización de la dama, etc…):

 »Doña Endrina que mora aquí en mi vesindat/ »de fermosura e donayre, et de talla e de beldat/  »sobra e vençe a todas quantas ay en la çibdat./ »Si el amor no me engaña, yo vos digo la verdat./

»Esta dueña me ferió de saeta enerbolada/ »atraviésame el coraçón, en él la tengo fincada/ »toda mi fuerça pierdo, et del todo me es tirada,/ »la llaga va cresçiendo, del dolor non mengua nada

 La narración de los amores de don Melón y  doña Endrina comienzan en la estrofa 653 y concluirán allá por la estrofa 891. Continúa el relato en primera persona. El Arcipreste tal y como le aconsejó don Amor se busca una vieja consejera para entrar en contacto con doña Endrina. Sin embargo, no pierde oportunidad de recordarnos que Dios es el mejor guía de su corazón, y que nada de provecho puede venir alejado del amor a Dios.

 La vieja mensajera se entrevista con doña Endrina para que esta acepte a don Melón por esposo. La entrevista resulta satisfactoria para los intereses de don Melón. Después de este encuentro y de la intromisión de un nuevo ejemplo: el de la avutarda y la golondrina, va la vieja a darle las nuevas a don Melón. Finalmente se acuerda, en casa de la vieja, una cita entre los dos enamorados. Con engaños logra la vieja que queden encerrados los dos dentro de la casa. En este punto, por desgracia, se produce un vacío en el texto original por la falta de versos, pero se deduce que entre ambos se produjo un encuentro amoroso y que para limpiar la honra de doña Endrina se concierta la boda. Por tanto, se alcanza el objetivo del casamiento pero recurriendo a engaños y malas artes.

 Aventuras con las serranas

 Trascurridos un par  de pasajes inconexos con lecciones, cuentecillos y nuevas consejas de viejas, llegamos a otro de los momentos mas  recordados e importantes  del libro: el encuentro del arcipreste con las serranas (estrofa 950 y siguientes)

El encuentro con la primera serrana “la Chata” es del todo cómico y burlón. Están desmedidas las cualidades masculinas de la moza así como su lenguaje vulgar y directo en cuanto a la búsqueda del sexo se refiere. Es más, esta, sin escrúpulos, pide directamente que se le haga un buen regalo en compensación por “los servicios prestados”.

 Yo desque me vi con miedo, con frío e con quexa/ mandele pancha con broncha e con çorrón de coneja,

 echome a su pescueso por las buenas respuestas,/  et a mí non me pesó, porque me llevó a cuestas:/ escusome de pasar los arroyos et las cuestas,/  fis’ de lo que y  pasó las copras de yuso puestas.

(…)

Yo con miedo et arresido prometil’ una garnacha,/ et mandel’ para el vestido una broncha et una pancha: ella dis: «Dam’ más, amigo, anda acá trota conmigo, »non ayas miedo al escacha.» Tomome resio por la mano, en su pescueso me puso  como a çurrón liviano, e levom’ lo cuesto ayuso, «¡Ha de duro! Non te espantes, que bien te daré que yantes, »como es de la sierra uso.»

 Al escapar de las serranas de somosierra se encuentra en la falda de la montaña con otra serrana si cabe más “bestia” que las anteriores. El motivo se repite: el arcipreste pide posada, ella pide a cambio recompensa (tanto sexual como en regalos) y él se ve obligado a acceder intimidado con  la nada femenina dama.

 Las orejas mayores que de añal burrico;/  el su pescueço negro, ancho, velloso, chico;/  las narises muy gordas, luengas, de çarapico,/ bebería en pocos días cabdal de buhón rico./

 Su boca de alana et los rostros muy gordos:/ dientes anchos et luengos, asnudos e muy mordos,/ las sobreçejas anchas e más negras que tordos:/  los que quieran casarse aquí, non sean sordos.

Mayores que las mías tiene sus prietas barbas,/  yo non vi en ella ál, mas si tú en ella escarvas,/ creo que fallarás de las chufetas darvas:

 Terminan sus encuentros con las serranas en la estrofa 1042.

 Combate entre don Carnal y doña Cuaresma

 Siguen un par de dictados a propósito de la virgen y la pasión de cristo que introducen el combate entre Don Carnal y Doña Cuaresma, estrofa 1067. Por tanto veremos como estos dos conceptos “El carnal y la cuaresma” se van a batir en duelo, cual caballeros medievales se tratase. Se describe con detalle toda la parafernalia que acompaña a los contendientes:

 [don Carnal] Puso en las delanteras muchos buenos peones, (…)Éstos traíen lanzas de peón delantero,(…) En pos los escudados están los ballesteros,/las ánsares, çeçinas, costados de carneros,(…) Estava don Toçino con mucha otra çeçina,/ cidiérvedas  e lomos finchida la cosina, todos aperçebidos  para la lid malina,

 Don Carnal reúne un poderoso ejército que parece invencible, pero la displicencia de sus tropas con la gula y el vino hace que se presenten en el campo de batalla en malas condiciones, con lo cual las fuerzas se equilibran:

 Fasía la media noche en medio de las salas/ vino doña Quaresma: «¡Dios Señor, tú me valas!»/ Dieron voses los gallos, batieron de las alas,/  llegaron a don Carnal aquestas nuevas malas./

 Como avía el buen omen sobra mucho comido,/ con la mucha vianda mucho vino ha bebido,/  estava apesgado e estava adormido,/  por todo el su real entró el apellido. Todos amodorrados fueron a la pelea,/  pusieron las sus fases, ninguno non platea,/  la compaña del mar las sus armas menea,/  viniéronse a ferir desiendo todos: «¡Ea!

» El primero de todos que ferió a don Carnal,/ fue el puerro cuello albo, e feriolo muy mal,

(…)Allí lidian las ostras con todos los conejos,/ con la liebre justavan los ásperos cangrejos,/  d’ella e d’ella parte danse golpes sobejos,/   de escamas et de sangre van llenos los vallejos.

 Finaliza el combate con la victoria de doña Cuaresma que toma a don Carnal como prisionero (estrofa 1127).

 Mandó a don Carnal, que guardase el ayuno,/  et que lo toviesen ençerrado a do non lo vea ninguno,/  si non fuese doliente o confesor alguno,/  et que l’ diesen a comer al día manjar uno.

 Don Carnal, como cualquier pecador, tiene que hacer penitencia hasta alcanzar la absolución.

 En sus pechos feriendo a Dios manos alzando,/  sospiros dolorosos muy tristes sospirando,/  signos de penitençia de los ojos llorando,/  do más faser non puede, la cabeza inclinando.

 La penitencia de don Carnal dura, como es lógico, hasta que concluye el tiempo de abstinencia el sábado santo por la noche. A partir de entonces vuelve a ser libre durante un año. En su triunfante regreso se hace acompañar de don Amor.

 Vigilia era de Pascua, abril çerca pasado,/ el sol era salido, por el mundo rayado,/  fue por toda la tierra grand roído sonado/  de dos emperadores, que al mundo han llegado. Estos emperadores Amor et Carnal eran;(…)

 Últimas aventuras amorosas: una viuda, una monja y una mora

 Finalizada la aventura entre Don Carnal y Doña Cuaresma, continúan las aventuras amorosas del arcipreste. La narración de cada una de ellas se hace acompañar de numerosos ejemplos, fabulillas, incluso tratados de rapsodia…

 De nuevo se hace ayudar  por Trotaconventos para hallar conquistas. Primero, la vieja le recomienda que enamore a una viuda (Díxome, que conosçía una viuda loçana,/ muy rica, e bien moça, e con mucha ufana). Pero el intento de la vieja por convencerla fracasa.

Sin perder el desaliento, vuelve a intentarlo ahora con una una dueña que vido estar façiendo oraçión, pero la  aventura finaliza otra vez en fracaso (de la estrofa 1321 a la 1331)

 Inmediatamente después sigue la aventura del Arcipreste con una monja llamada Gaorça (De cómo Trotaconventos consejó al arçipreste que amase alguna monja, e de lo que le contesçió con ella. [estrofa 1332] ). Los comentarios que se vierten en el pasaje no pueden por menos que resultar escandalosos. Resulta extraño pensar que el arcipreste tratase seriamente un tema tan peliagudo como este: ¡enamorar a una monja!

 Entablan relación (Fuime para la dueña, fablome e fablela,/ enamorome la monja, e yo enamorela) pero parece ser que la monja no rompe los votos divinos y con ésta muestra de fidelidad salva también la pecadora alma del arcipreste (aunque el pasaje, como la mayoría, tiene difícil interpretación).

 Al final de la aventura muere la monja y los versos vuelven a complicar la interpretación de esta aventura:

 Atal fue mi ventura, que dos meses pasados/ murió la buena dueña, ove menos cuydados,/ a morir an los hombres que son o serán nados/ , Dios perdone su alma a los nuestros pecados.

 El libro se acerca a su final, convendría destacar la aventura que sigue a continuación  es con una mora. Concluido esta breve romance,  muere la trotaconventos y el arcipreste lamenta su perdida. Después de algunos pasajes más con diversos contenidos (cántigas a la virgen, alabanzas a Dios por la gracia del libro), alcanzamos la estrofa 1626 para que el arcipreste cierre el libro cómo lo empezó; es decir, advirtiendo al lector de la correcta interpretación que ha de tener el texto.

Buena propriedat ha, do quier que sea,
que si lo oye alguno que tenga muger fea,

o si muger lo oye, que su marido vil sea,

faser a Dios servisio en punto lo desea. 

Desea oír misas et faser oblaçiones,

desea dar a pobres bodigos et rasiones,

faser mucha limosna, et desir orasiones,

Dios con esto se sirve, bien lo vedes, varones.

(…)

Pues es de buen amor, emprestadlo de grado,

non desmintades su nombre, nin dedes refertado,

 non le dedes por dineros vendido nin alquilado,

ca non ha grado, nin graçias, nin buen amor complado.

 

Todavía después de esta advertencia se incluyen un par de breves cantares de ciego para finalizar la obra en la estrofa 1728. 

 

Resumen elaborado de la lectura de la versión modernizada del texto en: http://www.cervantesvirtual.com/obra-visor/el-libro-de-buen-amor–0/html/ff0ec418-82b1-11df-acc7-002185ce6064.html  [visto, 23/01/2014]

 

Gracias por compartir

5 comentarios

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  1. Este sitio red se lo favoreco a cual quiera por que es muy bueno

    1. Gracias, por tu apoyo, saludos!

    • Gervin Sanchez el 26 noviembre, 2015 a las 0:14
    • Responder

    Por qué el uso de la primera persona para narrar el principio del amorio entre don Melon y doña Endrina

  2. Muy explicativo. Bien por los fragmentos originales.

    • adama enock el 4 febrero, 2018 a las 16:04
    • Responder

    Me gustan mucho estas obras

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