En este tema vamos a estudiar las diferentes variedades de la lengua. Estas se dan en su aspecto anacrónico como sincrónico. Es decir, el primero se refiere a los cambios que experimenta una lengua con el uso a lo largo del paso del tiempo (lo hemos visto en el tema anterior ); el aspecto sincrónico se refiere al empleo de la lengua actual en las tres variedades principales que podemos encontrarnos:
- Variedad diatópica: Have referencia a las variedades regionales o locales de una lengua.
- Variedad diafásica: Esta se ocupa de analizar el empleo de la lengua en los diferentes contextos.
- Variedad diastrática: en relación a los estratos o niveles de conocimiento de la lengua, o sea: culto, coloquial y vulgar.
Antes de adentrarnos en las variedades de la lengua, conviene repasar la definición de algunos conceptos claves que vamos a manejar a lo largo del tema.
- Conceptos básicos
a) Lenguaje: Facultad o capacidad del ser humano que le permite comunicarse con los demás.
b) Lengua: Conjunto de signos y reglas que sirven para comunicarse. Es sinónimo de idioma.
c) Habla: Utilización concreta que cada hablante hace de su lengua al emitir un mensaje. Existen tantas hablas como individuos.
d) Dialecto: se puede entender este término en varios sentidos:
- Lengua que procede de otra (así todas las lenguas románicas son dialectos del latín).
- Variedades de una lengua que no han llegado a constituirse como lenguas (como le sucede al navarro-aragonés y asturleonés).
- Variedades lingüísticas que poseen particularidades propias pero no afectan a la unidad de la lengua ( caso del canario, murciano o andaluz).
e) La norma lingüística.
La norma es el conjunto de reglas para hablar y escribir correctamente. Las normas establecen el buen uso de la lengua y discriminan lo correcto de lo incorrecto.
f) El código. Es el conjunto de signos lingüísticos que es reconocible para una misma comunidad de hablantes. En este sentido, todos los hablantes del español, por ejemplo, manejan el mismo código pero no con la misma profundidad de conocimiento. De modo que una mayoría lo conoce pero lo emplea sin seguir las normas, porque las desconoce (es el habla coloquial y vulgar si las incorrecciones son graves); otra comunidad de hablantes (una minoría) conoce con profundidad ese código y sabe emplearlo según las normas, por tanto de manera culta.
g) Lengua estandar
La lengua estándar no coincide con ninguna variedad real, aunque suele identificarse con la empleada por las personas cultas en la Administración, la enseñanza y los medios de comunicación.
La lengua estándar recoge los elementos comunes dentro del conjunto de dialectos o variedades de la lengua. De este modo, la pronunciación refleja en lo posible la lengua escrita y se evitan los rasgos particulares de una determinada región.
2. Variedades de la lengua
Vamos a analizar ya las diferentes variedades de una lengua en su nivel sincrónico. Estas variedades, insistimos una vez más, vienen determinadas por circunstancias de tipo geográfico (dialectos), social (nivel cultural del hablante) o contextual (el contexto que rodea al acto comunicativo).
2.1 Variedades diatópicas: Características específicas que adopta una lengua en un lugar determinado. Las variedades geográficas o diatópicas del castellano se suelen dividir en dos tipos, históricas y meridionales (ver tema anterior, Tema 8. Evolución y situación actual del español).
2.2 Variedades diastráticas o sociales
La definición más extendida de variedad social es: “las diferencias que hay en el uso de la lengua en relación con el medio social en que se emplea”. Estas diferencias vienen determinadas por factores como:
– la educación – la profesión |
– la situación económica – la edad |
Los factores antes citados condicionan el empleo de cada uno de los niveles sociales. Existen 3 niveles de lengua principalmente, más un 4º algo al margen por su peculiaridad que conocemos como jergas:
a) Nivel culto
b) Nivel coloquial o familiar
c) Nivel vulgar
d) Las jergas
a) Nivel culto
Es el que emplean las personas que tienen un buen conocimiento de la lengua. O lo que es lo mismo, conocen las reglas gramaticales, las ortográficas, tienen un amplio repertorio léxico y saben emplear todos estos elementos de manera correcta y eficaz.
En la lengua oral, este nivel es el empleado en discursos académicos, el reportaje periodístico o las conferencias políticas, por ejemplo. Y como podemos imaginar, es el principal nivel empleado en la lengua escrita de los libros y textos publicados en general.
El nivel culto es el que sigue la norma lingüística con mayor fidelidad.
Características:
A) Suele emplearse más en la lengua escrita.
B) No se producen relajaciones de ningún tipo, esto significa que se pone atención en la pronunciación de determinadas consonantes (como, por ejemplo, en la no omisión de la -d- intervocálica); también, por supuesto, la ortografía es correcta así como la sintaxis de las oraciones.
C) Emplea los conectores de un modo adecuado.
D) Uso de un vocabulario variado, especializado y preciso. Esto a su vez implica la no utilización de frases interjectivas (como… ) que en la mayor parte de los casos son el recurso que se emplea en el habla coloquial cuando no encontramos la palabra adecuada.
b) Nivel coloquial o familiar
Es la lengua que se utiliza de forma natural y espontánea en la conversación diaria, en ámbitos familiares o entre amigos. Se caracteriza por su espontaneidad a la hora de utilizarse en las relaciones cotidianas, su imprecisión en la vocalización, en la sintaxis y en el vocabulario… y su marcada expresividad. Algunos de los rasgos más representativos que encontramos en el nivel coloquial son:
A) Interjecciones o locuciones interjectivas: ¡Anda! ¡Hombre!, ¡No me digas!, ¿eh? …
B) Empleo de “tú” o “uno” en lugar de la primera persona: Uno no sabe ya que pensar de la crisis\ Te portas bien y te lo agradecen así.
C) Construcciones pleonásticas (o sea, con valor enfático o expresivo): Lo vi con mis propios ojos… También con valor expresivo el abuso de PERO y QUE al inicio de la frase: Que no es verdad eso \ ¡Pero que me dices…!
D) Frases inacabadas: Si yo te contara…
E) Abundancia de diminutivos, aumentativos y despectivos: calorcito, tontorrón, cancioncilla, etc.
F) Refranes y frases hechas: Apañados estamos, a buenas horas mangas verdes…
G) Palabras que resaltan la continuidad de la conversación: Pues no sé que decirte…
H) Abundancia de muletillas. Esto es …, es que …
E) Repetición de palabras en la frase con valor enfático (en muchas ocasiones para resaltar la afirmación o negación categórica): !Que te digo yo que no! Y es que no. ¡Es mala, mala, mala!
F) Abundancia de adjetivos y adverbios valorativos: Estupendo, me parece estupendo. ¡Vimos una peli maravillosa, magnífica!
c) Nivel vulgar
Si el nivel culto es el que más se ajusta a la norma, el vulgar es el que más se aleja de ella. Lo utilizan personas con una deficiente formación lingüística. Se identifica fácilmente debido a que tiene muchas incorrecciones, pobreza léxica y falta de precisión en los planos fónicos, morfosintáctico y léxico.
Esta ruptura de la norma lingüística se refleja de una manera muy clara en los conocidos como vulgarismos: desviaciones de la forma correcta de una palabra por desconocimiento; por ejemplo: amoto, cuala, me se olvidó, etc.
El vulgarismo también puede ser intencionado, pero esto solo pasa cuando una persona que conoce la norma culta, decide voluntariamente emplear un vulgarismo con una finalidad determinada. El nivel vulgar se caracteriza por los siguientes rasgos:
A) Confusión de sonidos: arquiler, güeno …
B) Relajación en la pronunciación de determinados sonidos; encontrao, apagao, peazo …
C) Abuso de las muletillas: bueno, ¡y eso!, ¡vale!, pues, etc…
D) Conjugaciones verbales incorrectas: haiga, pusistes…
E) Pérdida de consonantes: naa por nada, too por todo…
F) Confusión en el orden de los pronombres personales: me se perdió, te se dijo …
G) Laísmo (la dije la verdad), leísmo (¿Y tus gatos… dónde están? les vendí), loísmo (lo dije la verdad):
H) Términos arcaicos: semos por somos
I) Apodos y nombres apocopados: el Trampas, la Gertru …
J) Uso de artículo antes de nombre propio. La Carmen,…
K) Pérdida de la –d- intervocálica cuando no se trata de un participio (la pérdida en el participio está bastante extendida en el español). Nada> /naá/
L) Uso de posesivos seguido de adverbios de posición: detrás tuyo (lo correcto es detrás de ti), delante suyo… Pero ¡ojo! Al lado tuyo sí es correcto porque lado es nombre.
Las fronteras, en cualquier caso, no están del todo claras, y aunque estos rasgos se reconocen como vulgares, es bastante habitual que personas con cierto nivel cultural cometan con frecuencia los errores señalados en los puntos J, K, y L.
d) Jergas
Junto a los diversos niveles de uso lingüístico, existen otras formas que se caracterizan por el empleo de un léxico específico relacionado con una profesión u ocupación determinada. Son las jergas. Se emplean para comunicarse miembros de un mismo grupo y en situaciones de comunicación establecidas. Son hablas que expresan y refuerzan la cohesión grupal y favorecen la identificación de sus integrantes con valores y sentimiento propios.
El habla de los jóvenes y la del mundo profesional (médicos, abogados, carpinteros, mecánicos, mineros y agricultores…) constituyen dos ejemplos de jergas.
El habla juvenil
Los jóvenes utilizan una forma de hablar con características propias con la que se delimitan así al grupo al que pertenecen. Es un habla que constantemente se renueva y con el paso del tiempo tiende a pasar de moda.
Aunque se renueva constantemente tiene algunas características propias como:
- El apócope de palabras: uni, poli, mates, boli…
- Sustitución de palabras que hacen referencia a profesiones, cosas y estados de ánimo por otras desconocidas o semidesconocidas para el resto de los colectivos sociales: madero, gumias, hueso…
- El uso de comparaciones: ir como una moto, estar como un tren), el empleo de ciertas palabras y frases hechas (molar, mazo, tronco, …), la utilización de metáforas (estar colgado, ser un plomo, írsele la olla, etc., la incorporación de extranjerismos: mega, look, heavy...
Si queréis saber más podéis visitar las siguientes web y haceros con un buen repertorio de estas expresiones.
El habla profesional
Las jergas de los médicos, letrados, electricistas… presentan unos términos específicos y exclusivos de su habla, que una persona ajena al grupo difícilmente comprende. En este tipo de jergas se distinguen la científico-técnica y la jurídico-administrativa, entre otras:
Científico-técnica
Es declarativa, es decir, describe objetivamente la realidad sin aportar valoraciones subjetivas. Para ello, utiliza un vocabulario unívoco, con un solo y preciso significado. El conjunto de vocablos y expresiones que constituyen esta jerga recibe el nombre de tecnicismos (logaritmo, cloruro…).
El empleo de tecnicismos, neologismos (formatear, virtual…) , extranjerismos (bit, mail …) y ciertos signos específicos (+, % …) son sus rasgos más característicos.
Jurídico-administrativa
Presenta los siguientes rasgos:
– Uso de palabras y expresiones arcaicas (modus operandi, de motu proprio, ad hoc …)
– Estilo formal, difícilmente modificable: que de acuerdo con lo expuesto en el artículo \ En virtud de lo acordado en…
– Uso y abuso del imperativo y especialmente del gerundio: habiendo presentado…
e la tercera persona singular del presente de indicativo (expone, solicita …)
– Fórmulas solemnes para destacar la autoridad (al efecto de …, por decreto de la alcaldía)
-Empleo de un vocabulario específico (parte contratante, contencioso administrativo …)
El cheli
Es la jerga o argot de la delincuencia y marginalidad. La emplean los presos en prisión y normalmente posee el valor de lengua secreta. Sin embargo, en los años 80 pasó a estar de moda entre los jóvenes de la época y se convirtió en la seña de identidad de los integrantes del movimiento artístico-generacional de La movida madrileña. Este movimiento lo popularizó y con el paso de los años muchas de las palabras cheli han tenido que ser aceptadas por la Real Academia de la Lengua.
Para completar información se puede visitar esta web con un pequeño diccionario bastante información sobre el Cheli.
3. 2. Variedades difásicas o funcionales
Se refieren al uso que un hablante hace de una lengua según las circunstancias. Las principales son:
– La relación entre el emisor y el receptor. No es lo mismo hablarle a una persona mayor o con autoridad sobre ti, que a un compañero de colegio, un colega o alguien de tu misma edad.
– El momento y el lugar. En casa hablamos de una forma, en el trabajo de otra (quizá parecida) y con amigos en el bar de otra diferente, por ejemplo.
– EL canal empleado: escrito u oral. No es necesario señalar lo que condiciona para la comunicación el canal empleado. Incluso hoy día con los SMS o Whatsaap cuya comunicación se asemeja a la de la lengua oral es posible apreciar la diferencia.
Dependiendo de las circunstancias y necesidades comunicativas nos encontramos básicamente con dos registros que solemos emplear:
- El registro formal es el discurso que emplean los hablantes en circunstancias también “formales” (valga la redundancia) de conversación. Por ejemplo, un político en una rueda de prensa, un abogado en un juicio, un profesor en una clase, etc. Pero también cualquiera de nosotros cuando la situación exige que empleemos este registro. No hace falta explicar que el registro formal corresponde al nivel culto de la lengua y que, por tanto, no todos los hablantes están en condiciones de emplearlo. Por desgracia, solo la minoría que maneja alcanza el nivel culto puede con garantías emplear este registro.
- Registro informal o coloquial es la lengua que utilizamos de forma natural y espontánea en la conversación diaria, en ámbitos familiares o entre amigos. Todos los hablantes de una lengua están en condiciones de saber y poder emplearlo. Es el más común a todos.
- El registro inculto que como ocurría con el formal pero al revés es el empleado de manera espontánea por una minoría que no conoce otro. Pero de manera consciente puede que el resto de hablantes nos encontremos a veces en situaciones en las que es necesario emplearlo. Ahora no se me ocurre ninguna para emplear tan bajo registro excepto que queramos hacer bromas o imitar a alguien en un ambiente muy relajado.