5. Personajes
El número de personajes que aparecen en la novela es enorme. En este resumen, vamos a mencionar, únicamente, a los más destacados.
Uno de los méritos de la obra está en la caracterización de don Quijote y Sancho Panza. Ambos tan diferentes y al mismo tiempo con tanto en común. Por medio de sus discursos, diálogos y coloquios se desarrolla la principal (y más interesante) parte de la novela.
Como todos sabemos, a don Quijote y Sancho se los ha caracterizado confrontado estas características:
DON QUIJOTE | SANCHO PANZA | |
1 | Es un hidalgo que se ha vuelto loco de tanto leer libros | Es un rudo labrador que sólo se fía de lo que ve, un hombre práctico y sencillo |
2 | Representa el mundo ideal y fantástico de la caballería andante. Idealismo. | Representa la realidad cotidiana. Realismo |
3 | Se mueve por los ideales: la justicia, la libertad, el valor y el amor a su dama | Actúa por intereses personales materiales: las ganancias y el gobierno de una ínsula |
4 | Busca soluciones fantásticas para cualquier situación y las halla en los libros leídos | Sólo ve lo real y busca apoyo en la sabiduría popular que el conoce por medio de los refranes. |
Sin embargo, estos dos personajes, en un principio opuestos, parece que se van influyendo uno al otro a lo largo de la novela. A medida que viven diversas aventuras, van transformándose, se aproximan y se compenetran de tal forma que, al final, don Quijote, una vez curado de la locura, ya no quiere ser caballero andante y muere cansado y desilusionado de todo. El realista Sancho se convierte, a su vez, en soñador, y pide a don Quijote que no se deje morir, que aún pueden ser pastores y vivir aventuras amorosas como en las novelas pastoriles. Es lo que Madariaga llama sanchificación de don Quijote y quijotización de Sancho Panza, idea que ha calado en la caracterización de los personajes.
Don Quijote.
Por las descripciones (no muchas) del narrador al inicio de la novela sabemos que es un hidalgo campesino que vive de sus rentas (aunque prácticamente las ha gastado en la compra de libros de caballerías), está soltero, tiene en torno a los 50 años, es delgado aunque recio. En cuanto a su carácter y personalidad sabemos que en la villa le llamaban el Bueno, apodo significativo de cuál era su personalidad. Pero el rasgo fundamental de don Quijote es que está loco por la lectura de novelas de caballerías. Es un loco con momentos de lucidez (como se dice en la novela). Para la génesis del personaje es seguro que Cervantes echo mano de los manuales de medicina de la época, especialmente el Exámen de ingenios de Huarte de San Juan.
El aspecto de la locura de don Quijote es algo que siempre ha desconcertado a la crítica. ¿Está loco o es solo un cuerdo que desvaría en torno a la caballería? Amado Alonso dice que no es posible afirmar que solo en asuntos relativos a la caballería se comporta como un loco, afirmación comúnmente aceptada.
Además en la locura y creación del personaje hay una evolución:
- El don Quijote de la primera salida es un muñeco, un personaje ridículo más cercano al mundo de la farsa o el guiñol
- La segunda salida muestra un don Qujote algo más complejo. Con esos momentos de locura y lucidez, y una personalidad más humanizada aunque la repetición mecánica de las aventuras hace que pierda profundidad psicológica
- Don Quijote de la tercera salida es mucho más humano. Su personalidad se va flexibilizando, se contagia incluso de la de Sancho y es capaz de rebelarse contra la imagen que otros (Avellaneda) han dado de él.
Como es un loco “entreverado de lúcidos momentos” el personaje gana en profundidad psicológica, interés y calidad humana lo que le ha hecho ser interesante para generaciones de lectores que lo han convertido en un mito del alma humana.
Sancho.
El escudero de don Quijote, un pobre labrador, bueno, “con poca sal en la mollera” y muchos hijos que es convencido por don Quijote para que lo acompañe en su búsqueda de aventuras. Los argumentos que emplea don Quijote para convencerlo remiten a las muchas ganancias que conseguirá, incluso puede que el gobierno de una ínsula.
Era normal que un caballero andante fuera acompañado por su escudero, pero don Quijote no repara en ello en su primera salida y solo siente la necesidad cuando es nombrado caballero (cap. 4).
Sancho es caracterizado al principio como un pobre, algo simple, en ocasiones malicioso, pero ignorante y con buen fondo. Para la construcción del personaje, Cervantes mezcla tres tradiciones como:
- Los escuderos de los libros de caballerías
- Los rústicos que aparecen en romances o las églogas de Juan del Encina
- Lo carnavalesco
El discurso de Sancho también está caracterizado por tres elementos principales:
- Los errores y vulgarismos
- Los refranes que mete en todas las conversaciones
- Los dichos y sermones que constituyen la base de su cultura.
El personaje en lo físico y en lo espiritual es la antítesis de don Quijote: es bajo, regordete, solo piensa en comer, beber y medrar económicamente. ¿Pero esto es así? En realidad más bien parece que Sancho persigue también un ideal. Si el de don Quijote es Dulcinea, el de Sancho es la ínsula. Como vemos no es tan simple la dicotomía idealismo-realismo para caracterizar a los personajes principales de la novela.
El personaje, como don Quijote, evoluciona: el simple y pragmático de los primeros capítulos es capaz de ofrecernos un buen juicio y mejor entendimiento en ocasiones. En la segunda parte se contagia del espíritu de su amo: abandona el afán materialista, incluso imita el modo de hablar de don Quijote. Este proceso se conoce como sanchificación de don Quijote y quijotización de Sancho que alcanza su máxima expresión en las últimas páginas de la novela cuando Sancho pide a su amo que retornen a las aventuras esta vez como pastores y don Quijote, cuerdo, le disuade.
Dulcinea.
Es un personaje fundamental en la obra, es el referente de las acciones del héroe, pero en realidad no existe. Ha sido creado por la imaginación de don Quijote que del mismo modo que repara en la necesidad de tener una amada al igual que caballo y armadura, por ejemplo.
En un principio, don Quijote aclara que se trata de una campesina de una localidad llamada Aldonza Lorenzo, la hija de Lorenzo Corchuelo y Aldonza Nogales. De ella dice Sancho: “ … tira tan bien una barra como el más forzudo zagal de todo el pueblo. ¡Vive el dador, que es moza de chapa, hecha y derecha y de pelo en pecho, y que puede sacar la barba del lodo a cualquier caballero andante o por andar que la tuviere por señora! ¡Oh hideputa, qué rejo, y qué voz!”. Pero es idealizada por Don Quijote que la define en estos términos: “su nombre es Dulcinea; su patria, el Toboso, un lugar de la Mancha; su calidad por lo menos ha de ser princesa, pues es reina y señora mía; su hermosura, sobrehumana,…”
En la imaginación de don Quijote la dama aparece retratada de diferentes maneras, pero siempre con rasgos supremos de gran dama y princesa. Sancho se la imagina como parte del entorno: labradora y ruda. En cualquier caso, ambos la idealizan, no existe. En la segunda parte cuando don Quijote quiere ver a su amada, Sancho inventa la treta de la Dulcinea encantada y hace creer a su amo que una simple campesina es en realidad su enamorada Dulcinea. La escena es de las más cómicas del libro y es una muestra más de la confusión entre realidad y ficción que define a la obra.
Otros personajes.
Como el Quijote es una novela de viajes y aventuras la lista de personajes es prácticamente inabarcable. Pero por poca presencia que tengan en la novela, la genialidad de Cervantes hace que estén bien retratados como individuos de carne y hueso.
Importancia al principio y al final de cada uno de los dos libros (Quijote de 1605 y 1615) tienen el cura, el barbero (tertulianos de la caballería con DQ), el ama y la sobrina.
Uno de los más destacados es Sansón Carrasco que aparece en el Quijote de 1615. Se presenta como un jovial bachiller que de acuerdo con el cura y el barbero traza un plan para acabar con las locuras de don Quijote. Como sabemos, primero le incita a salir de nuevo en busca de aventuras para enfrentarse a él y al vencerlo, obligarlo a regresar a su aldea. Sin embargo pierde, y lo que empezó como un juego se convierte en realidad. Sansón querrá desde ese momento vengarse de la humillación y lo conseguirá al final de la novela cuando derrote a don Quijote, disfrazado de nuevo como caballero. Si al principio Sansón representa la razón frente a la falta de juicio de don Quijote, vemos que al ser derrotado también se obsesiona y se convierte en enemigo real de alguien que vive en la fantasía ¿Es eso tener juicio?
En fin, que la novela es compleja en todos sus aspectos cruciales: realidad-ficción; razón-locura, y este es solo un ejemplo más de ello.
El resto de personajes que intervienen en la obra en su conjunto ofrecen un retablo crítico y realista de la España de finales del XVI y principios del XVII: mesoneros, arrieros, mozas del partido (prostitutas), nobles, galeotes, moriscos, miembros de la Santa Hermandad, bandoleros, pastores, titiriteros, etc. La visión que Cervantes ofrece de ellos es algo irónica y distante. Los muestra tal y como serían. Con los personajes que el autor se muestra mucho más crítico es con los que pertenecen a la aristocracia. El retrato de duques y su corte es indudablemente crítico. Los personajes más esquemáticos son los que protagonizan las narraciones marginales de la primera parte. Su caracterización recurre a técnicas y estereotipos propios de género: la novela italiana, pastoril o morisca…
6. Técnica narrativa
Comienza la obra con una fórmula típica para los relatos fantásticos o legendarios: “En un lugar de la mancha de cuyo nombre no quiero acordarme”; así comienzan los cuentos tradicionales infantiles (Erase en un lugar muy lejano, etc.). La frase nos indique que lo que vamos a leer tiene carácter fantasioso y humorístico (de cuyo nombre no quiero acordarme).
Más adelante, en los primeros capítulos de la novela, el narrador duda del nombre de los personajes. A don Quijote lo llama Quesada, Quijada, Quijano; lo mismo sucede con la mujer de Sancho Panza a quien nombra como Mari Gutiérrez, Pepa, etc.
Como vemos en la técnica narrativa de la obra intervienen prácticamente todos los modelos narrativos conocidos a los que pudo echar mano el autor. Acabamos de ver como se fija en los relatos fantásticos, pero también en técnicas o trucos para dar veracidad a la historia (supuestamente escrita por un historiador árabe) así como libertad a los personajes. Además, insistimos, en la obra están presentes los principales modelos narrativos de su época: la caballeresca, el relato pastoril, la novela picaresca, etc.
Con todo el principal logro en la técnica narrativa de Cervantes fue unir vida y literatura, es decir, hacer que una falsa historia pareciera verdadera y al revés, que una novela tuviera apariencia de crónica histórica. De este modo el autor consiguió varias cosas: por un lado dar sensación de verdad, ir teorizando sobre el género novelesco al mismo tiempo que escribía la novela; y, por otro, le permitió dejar a los personajes en libertad, uno de los grandes logros de la novela.
7. Estilo y lenguaje:
7.1. Estilo
En la obra, como hemos señalado, por influencia de los diferentes elementos compositivos: novela de caballería, pastoril, etc. y por necesidades de la intención paródica y humorística se mezclan estilos representativos de los diversos modelos narrativos, pero por encima de todos ellos se sitúa un ideal de lengua literaria que Cervantes sigue y que queda explicado en el prologo de 1605. El supuesto amigo del prólogo le aconseja: “procurar que a la llana, con palabras significantes, honestas y bien colocadas, salga vuestra oración y periodo sonoro y festivo, pintando, en todo lo que alcanzáredes y fuere posible, vuestra intención; dando a entender vuestros conceptos sin intricarlos y oscurecerlos.”
Pero el ideal de estilo llano es solo aparente. Es cierto que se busca la frase uniforme y sintácticamente bien construida, pero en la obra hay un hábil manejo de numerosas figuras retóricas (ironías, elipsis, juegos de palabras, antítesis, etc.) y giros expresivos que consiguen dar singulares perspectivas a su relato.
La variedad de estilos manejados en la obra responde a la complejidad de los mundos literarios que son parodiados. Algunos de los recursos más frecuentemente empleados son:
- La parodia: guía tanto la estructura de la obra como al tiempo permite una gran libertad compositiva al mezclar el lenguaje y el estilo de los elementos parodiados: lo caballeresco, lo pastoril…. La parodia es el andamiaje de la novela que proporciona a Cervantes una total libertad tanto para la composición del personaje como en la elección del lenguaje empleado.
La principal parodia, claro, se centra en el mundo de los libros de caballería. Aquí las referencias son evidentes:
- El perspectivismo: Es una técnica narrativa que permitió la creación de varios “autores” dentro de la novela y que permite a los personajes ofrecer diferentes perspectivas ante una misma realidad: “Eso que a ti te parece bacía de barbero, me parece a mí yelmo de Mambrino y a otro le parecerá otra cosa”. Leo Spizer destaca cómo el perspectivismo es más que una técnica, todo un planteamiento vital trasladado a la obra: la vida como conflicto entre la perspectiva personal y la de los demás acerca de una misma realidad.
Al ofrecer la realidad desde dos o más puntos de vista don Quijote puede parecer un sabio y un loco, Sancho un bobo o un hombre juicioso, etc. El multiperspectivismo invita a la reflexión sobre lo que es real y lo que es ideal, sobre la condición humana y el sentido de la vida. Y todo ello desde el humorismo y el distanciamiento. Al tratar estos asuntos serios desde la burla y el humor se complica aún más el análisis e interpretación de los contenidos.
- El diálogo: es el principal vehículo de la trama en la novela. Puede decirse que es más importante que la propia narración. Por medio del diálogo los personajes exponen sus puntos de vista y al mismo tiempo sirve para describirlos (en muchas ocasiones en términos contradictorios con los expuestos por el narrador).
Cada personaje habla conforme a su condición social y cultural, aunque no siempre como se observa en la segunda parte donde Sancho se contagia del lenguaje altisonante de don Quijote.
- El retrato: Los personajes son magistralmente caracterizados por el autor con precisión y concisión tanto en lo relativo a su aspecto como a su personalidad y comportamiento (lo que se conoce como retrato). Aunque la técnica del retrato no siempre es utilizada para la descripción, en el caso de algunos personajes como el cura, el barbero, el ama y la sobrina lo poco que conocemos de ellos es gracias a sus acciones.
- El dinamismo: la obra se desarrolla en constante movimiento: acciones y aventuras, cambios de lugar, diálogos vivos y dinámicos. Los episodios en los que se detiene la acción y cobra protagonismo el discurso son más bien un descanso para continuar con el camino.
- El humor y la ironía: El humor debe estar siempre presente a la hora de analizar la novela. Toda la novela es de humor, incluso Cervantes pensaba que la segunda parte sería más divertida que la primera, sin embargo, los lectores siempre han considerado más divertida la primera. Seguramente porque en la primera parte nos reímos con los disparates de un loco que hace las cosas sin mala intención, pero con resultado cómico. Además, las personas con las que se enfrenta reaccionan desconcertadas lo que hace más creíble y divertida la acción. Está todo pensado para reír porque a don Quijote nunca le pasa nada grave.
Pero en la segunda parte son los demás los que conociendo la locura de don Quijote (porque es ya famoso y han leído la novela) le gastan bromas, a veces crueles, para reírse de él. Y eso es menos divertido. La intención del autor es que los lectores se rían con don Quijote en todo el libro, excepto en el último capítulo.
La ironía, resultado en muchos casos de la parodia, es el recurso tal vez más utilizado en El Quijote; tan es así, que apenas hay frase que no lleve un doble sentido. La vemos ya en el encabezamiento de los capítulos con sus títulos cómicos, en el contraste entre lo que los personajes dicen y hacen, en muchísimas expresiones de don Quijote y Sancho, etc.
7.2. Lenguaje
Para Rafael Lapesa, Cervantes es un escritor muy interesado por las cuestiones del lenguaje: se preocupa por la forma y reflexiona sobre la dicción correcta, recrea las diversas hablas de su época, elabora un cuidado repertorio de juegos de palabras, recopila sermones, refranes y dichos populares, etc. Y todo ello presidido por la narración realista y el diálogo familiar.
Algunos de los rasgos principales del lenguaje en la obra son:
- Los refranes y dichos populares. Normalmente es Sancho el que los introduce con gracia como parte inseparable de su discurso. A veces de modo acertado, otras más disparatado. En ocasiones, los ensarta de tal modo que su discurso parece un disparate, en este sentido DQ llega a aconsejarle que en el gobierno de su ínsula evite, como suele, mezclar refranes que “más parecen disparate que sentencia”. Junto a los refranes destaca la acumulación de modismos y expresiones populares.
- Los tópicos: La novela está plagada de ellos, normalmente con finalidad paródica y humorística como el inicio de la novela con el octasílabo “En un lugar de la Mancha, de…”
- Las metáforas y comparaciones: Los diálogos están llenos de ellas, ofrecen plasticidad, ejemplifican las reflexiones.
- La antítesis: Es el recurso más repetido tanto para caracterizar el habla popular como la literaria. Por ejemplo:
La locura del amo y la simplicidad del criado; Yendo días y viniendo días; Pasaba las noches en claro y los días en turbio, etc.
La antítesis a veces se trasforma en estructuras bimembres y paralelas muy comunes también. Sirven todas ellas para ofrecer esa visión bipolar de la vida siempre oscilante entre lo real y lo fantástico, lo ideal y lo material, la locura y el juicio.
- La sinonimia y la repetición
- Juegos de palabras y con el significado de los nombres
- Paranomasia, aliteración y rima
- Juegos gramaticales
– Cambiando el número al indefinido: “¿Has topado con algo? – Y aún algos, respondió Sancho”
– Empleo de nuevos sufijos en -esco; -ino e -illo con intención cómica: Caballería andantesca: Tobosecas tinajas; etc…