Luis Cernuda

Autores de la Generación del 27:

Luis Cernuda (1902-1963)

Estudió derecho en la universidad de Sevilla dónde trabajaba como profesor Pedro Salinas. Fue un gran conocedor de la poesía española y francesa de los siglos XIX y XX. Ejerció como profesor de literatura en España antes de la Guerra Civil. Se exilió en 1938 y continuó dando clases de literatura española, primero en Inglaterra y más tarde en EE.UU. y México, donde murió.

En los últimos años se ha despertado de nuevo el interés por su obra que se ha convertido en una de las más influyentes en las nuevas generaciones de poetas.

 

1. Obra

Como ocurre con el resto de poetas de la Generación del 27, podemos establecer una clara división de su obra en dos etapas: antes y después de la Guerra Civil.

 A) Antes de la Guerra Civil

Su primer libro Perfil del aire (1927) obtuvo escaso éxito. Se observan influencias de Guillén, simbolistas franceses (Mallarmé principalmente), J.R. Jiménez y Bécquer (uno de sus autores de cabecera).

 

A partir del siguiente libro, el reconocimiento de su obra fue constante. Continúa con Égloga, elegía y oda (1929) libro en el que el poeta homenajea la poesía clásica española, demostrando un dominio exquisito de la técnica poética.

La voz personal del poeta surge con Un río, un amor (1929) y Los placeres prohibidos (1931), libros de estilo cercano al surrealismo, que le permite reivindicar libremente su condición homosexual (aunque nunca de un modo explícito) y mostrar así su rebeldía frente a las convenciones artísticas y sociales.

Su siguiente libro es Donde habite el olvido (1934). Abandona el surrealismo y vuelve a la poesía pura, al conceptualismo de la imagen como vehículo expresivo.

 1.1. Rasgos comunes en su poesía: La mayor parte de su poesía (especialmente en esta etapa anterior al año 1936) es de inspiración surrealista. Aunque el autor no practicó nunca algunas técnicas surrealistas como la escritura automática lo que implicaría no razonar el contenido del poema.

La poesía de Cernuda se mueve básicamente entre dos temas: el amor y la soledad:

  •  El amor como deseo realiza que le enfrenta con una sociedad que no le deja realizarse. En este sentido, fue Cernuda el poeta de su generación más crítico e inconformista con la sociedad de la época. Tanto que desde Los Placeres Prohibidos hablará abiertamente de homosexualidad sin complejos sociales.
  •  La soledad se complementa con el tema del amor. A veces es una salida del mundo, otras es el complemento del amor. En Cernuda la soledad no equivale a tristeza sino que es el lugar para disfrutar del recuerdo del amor.

 

 B) Después de la Guerra Civil

Después de la guerra, ya en el exilio destacan los libros Ocnos (1942-1963) que es la primera muestra importante de poemario en prosa, que se continuará con Variaciones sobre un tema mexicano en 1952.

 

Desolación de la Quimera (1956) es su último libro y, para muchos, el mejor. También el que más ha influido en las últimas generaciones de poetas. Los temas destacados del libro (y de su última etapa) son la reflexión de la patria perdida, el conflicto entre la realidad y el deseo, el paso del tiempo y la visión pagana del mundo.

 

 Breve antología

1

Donde habite el olvido,
En los vastos jardines sin aurora;
Donde yo sólo sea
Memoria de una piedra sepultada entre ortigas
Sobre la cual el viento escapa a sus insomnios.

Donde mi nombre deje
Al cuerpo que designa en brazos de los siglos,
Donde el deseo no exista.

En esa gran región donde el amor, ángel terrible,

No esconda como acero
En mi pecho su ala,
Sonriendo lleno de gracia aérea mientras crece el tormento.

Allí donde termine este afán que exige un dueño a imagen suya,
Sometiendo a otra vida su vida,
Sin más horizonte que otros ojos frente a frente.

Donde penas y dichas no sean más que nombres,
Cielo y tierra nativos en torno de un recuerdo;
Donde al fin quede libre sin saberlo yo mismo,
Disuelto en niebla, ausencia,
Ausencia leve como carne de niño.

Allá, allá lejos;
Donde habite el olvido.

2

Si el hombre pudiera decir lo que ama,

si el hombre pudiera levantar su amor por el cielo

como una nube en la luz;

si como muros que se derrumban,

para saludar la verdad erguida en medio,

pudiera derrumbar su cuerpo,

dejando sólo la verdad de su amor,

la verdad de sí mismo,

que no se llama gloria, fortuna o ambición,

sino amor o deseo,

yo sería aquel que imaginaba;

aquel que con su lengua, sus ojos y sus manos

proclama ante los hombres la verdad ignorada,

la verdad de su amor verdadero.

Libertad no conozco sino la libertad de estar preso en alguien

cuyo nombre no puedo oír sin escalofrío;

alguien por quien me olvido de esta existencia mezquina

por quien el día y la noche son para mí lo que quiera,

y mi cuerpo y espíritu flotan en su cuerpo y espíritu

como leños perdidos que el mar anega o levanta

libremente, con la libertad del amor,

la única libertad que me exalta,

la única libertad por que muero.

Tú justificas mi existencia:

si no te conozco, no he vivido;

si muero sin conocerte, no muero, porque no he vivido.

CERNUDA, L.: Los placeres prohibidos en Antología (ed. de José María Capote Benot). Madrid, Cátedra, 1997.

 

 

 

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