Teatro español de posguerra (1939-1975). El teatro renovador

Con el epígrafe de teatro renovador vamos a estudiar las diferentes tendencias teatrales que surgen en España después de la guerra y que van a ofrecer un teatro en sintonía con los movimientos europeos del momento. No es un teatro que siga los gustos del público, sino que está motivado por el deseo de aportar ideas nuevas sobre la escena, normalmente con contenidos inconformistas y de protesta social. Como veremos, las tendencias renovadoras del teatro español de segunda mitad de siglo tuvieron su paralelismo en los otros géneros, poesía y novela. O mejor sería decir que fue a la inversa, pues los cambios en el teatro se produjeron siempre un poco más tarde que en poesía o novela.

1) Los años cincuenta: el Drama Realista

Los dramaturgos tratan de reflejar la mala situación de los más pobres y desprotegidos de la sociedad. Antonio Buero Vallejo inicia el camino del drama realista con Historia de una escalera, (1949). Junto a él hay que subrayar también a Alfonso Sastre.

El teatro de Sastre como el de Buero Vallejo es inconformista y comprometido, pero la manera de entender la función del teatro y el contenido crítico de la obra será muy diferente entre ambos. Buero Vallejo representa lo que se ha llamado como “posibilismo”, es decir, ante la censura de la dictadura franquista, Buero eligió criticar sin hacer demasiado evidente el contenido de la crítica. En definitiva, trató de hacer que el espectador tomara conciencia pero camuflando la crítica para evitar la censura (la postura más sensata en aquellas circunstancias)

Por su parte Sastre entendía que el teatro era un arte social y que la obra de teatro tenía que llevar a la agitación o revolución  social. No sólo conseguir del espectador  una toma de conciencia, sino directamente inducirle a la actuación social. Sastre es en buena medida el inspirador del teatro social de los años 50.

En su teatro, la crítica es directa, el lenguaje mucho más violento, y los contenidos violentos también con muertes, suicidios, maltratadores, etc. En conclusión, es un autor muy importante en la recuperación del teatro de posguerra que fundó, además, una revista teatral, Primer Acto, influyente en los jóvenes creadores, pero, insistimos, su teatro no tuvo, como el de Buero Vallejo, ni el efecto ni la influencia esperadas porque le censuraron la mayoría de sus obras. Escuadra hacia la muerte (1953) es su primera obra importante y fue cancelada por la censura en la tercera representación. Algo parecido le sucedieron a La Mordaza y Oficio de Tinieblas. A partir de mediados de los sesenta el autor no puede estrenar sus obras y al final del periodo franquista es incluso encarcelado por colaboración con el terrorismo.  

Antonio Buero Vallejo

Buero Vallejo nació en Guadalajara en 1916. Estudio Bellas Artes con intención de dedicarse a la pintura. Al comienzo de la Guerra Civil se alistó en el ejército republicano. Tras la guerra fue condenado a muerte pero esta pena fue conmutada por prisión de 8 años y por la libertad condicional en 1946. Tres años después, estrena Historia de una escalera, que marca el inicio de una nueva etapa en el teatro español. En el periodo que va de 1949 a 1975 estrenó 18 dramas con éxito de público y reconocimiento de la crítica. Su obra ha sido traducida a varios idiomas y representada en los teatros de toda Europa donde también goza de un merecido prestigio. Recibió numerosos premios y desde 1972 perteneció a la Real Academia de la Lengua. Murió en el año 2000. Fue el más destacado dramaturgo de la segunda mitad del siglo XX y sin duda uno de los mejores dramaturgos españoles de todos los tiempos.

El teatro de Buero Vallejo trata en profundidad problemas humanos y sociales. El tema central suele ser siempre el mismo: “La búsqueda de la verdad” sobre el que gira prácticamente todo su teatro. La obra es un proceso por el que los personajes salen de la mentira en la que viven para mirar las cosas de frente, es decir, para afrontar los problemas y la realidad pues sólo así lograrán ser felices.

Los personajes de sus obras se dividen entre:

a) Los que viven sin motivación, arrastrados por las circunstancias, engañados en la mentira que se  han creado para soportar mejor el dolor. 

b) Los personajes rebeldes que se enfrentan contra esa situación de falsedad para poner descubrir la verdad. Solo la verdad nos hace libres y solo desde la        verdad se puede llegar a ser realmente feliz, parece que nos quieren trasmitir el autor.

  • Momentos de su teatro

Primera etapa. Iría hasta 1955 y en ella destacarían sus dos primeras obras: Historia de una escalera (1949), que es el drama de la frustración visto a través de dos generaciones y En la ardiente oscuridad (1950). Escribe dramas realistas con similitudes técnicas e ideológicas.

Segunda etapa. Teatro social-existencial. Desde 1955 se inicia con Hoy es fiesta y Las cartas boca abajo. En esta segunda etapa, Buero introduce innovaciones técnicas: efectos especiales de luz y sonido  que obligan al espectador a ver la realidad desde el punto de vista de ciertos personajes; proyecciones y escenario múltiple que permite representar acciones paralelas

Quizá la obra más destacada de estos años sea El tragaluz (1967), importante drama de una familia cuyos miembros adoptaron distintas posturas en la guerra civil

Además el autor cultiva un tipo especial de drama histórico. Así, entre otras, estrena Las Meninas (sobre Velázquez) y El concierto de San Ovidio (situado en Francia, poco antes de la Revolución), donde el argumento histórico de  es sólo un pretexto para plantear, evitando la censura, problemas actuales (el recurso es viejo, y, por ejemplo, ya lo había empleado Shakespeare en Ricardo III)

A partir de 1970, los contenidos sociales y políticos de sus obras se hacen más explícitos: la cárcel, la tortura, la dictadura…, como por ejemplo, en la obra tal vez relevante de la etapa, La Fundación (1974).

Continúo escribiendo hasta el final, su última obra, Misión en el pueblo desierto fue estrenada  un año antes de morir el autor.

En el conjunto de su obra podemos identificar unos elementos constantes:

  • El simbolismo de los recursos escénicos. El más usado es la ceguera que representa las limitaciones humanas y de la soledad; por el contrario la luz simboliza la verdad.
  • El efecto de inmersión. Buero presenta la realidad al espectador tal como la vive el personaje para que pueda identificarse con él. Todo el teatro de Buero busca este efecto. Como en las tragedias clásicas, el autor trata de provocar la “catarsis” en el espectador

2) Los años sesenta: el Realismo Social

A poco de iniciarse la década de 1960, escritores como el mencionado Alfonso Sastre; y jóvenes como Lauro Olmo, La camisa (1962), y Carlos Muñiz, El tintero (1957), denuncian los problemas sociales: las dificultades económicas de los obreros, los problemas de adaptación de los emigrantes, la deshumanización de la burocracia, etc. Todos ellos se encontraron con numerosas dificultades para estrenar  y muchas de sus piezas no se representaran hasta después de la muerte de Franco.

El realismo social en teatro (como en novela y poesía) se caracteriza por:

– Mayor importancia del contenido que la forma

– Personajes pertenecen a las clases marginales de la sociedad

– La obra pretende influir en el espectador para que éste actúe y provoque un cambio en la sociedad (en este objetivo, como la novela y la poesía sociales, va a fracasar)

VOZ DE RICARDO. ¡María, por tu madre, dame los pantalones! […]

VOZ DE MARÍA. ¡Te he dicho que están secándose! ¡Y no me toques!

Arriba se intensifica la bronca.

VOZ DE RICARDO. ¡Quiero mis panta…Iones, leñe!

VOZ DE MARÍA. ¡Suéltame o te pego un sartenazo!

Abajo ríen.

VOZ DE RICARDO. ¡Chatita, no me seas mala!

VOZ DE MARÍA. Oye, ¡el traje de los domingos ni lo mires! ¡Y no me sobes! ¡Apártate, que

apestas!

VOZ DE RICARDO. (Casi en un grito.) ¡Quiero mis panta…!

Se oye un fuerte golpe y todo queda en silencio.

LOLO. ¡Que no me caso, ea! ¡Que a mí no me sartenea ninguna gachí!

SEBAS. Tú y yo picaremos, como todos.

VOZ DE MARÍA. ¡Ricardo!… ¡Ricardo, vida mía!

SEBAS. Y si no nos dan con la sartén será en perjuicio de las cacerolas.

MARÍA. (Saliendo al corredor y exclamando hacia abajo.) ¡Señora Balbina! ¡Señora Balbina!

LUIS. Ni cacerolas, ni sartenes. Un buen jomalito y ná: los nervios nuevos.

MARÍA. ¡Señora Balbina! ¿Me oye usted?

BALBINA. (Saliendo a su corredor.) Pero, ¿qué le has vuelto a hacer al Ricardo?

MARÍA. ¡Suba, suba deprisa!

BALBINA. (Metiéndose.) ¡Tú enviudas antes de tiempo            

Fragmento de La camisa

Lauro Olmo (1922-19)

Nació en Orense pero desde niño vivió en Madrid. De formación autodidacta, ejerció muchos oficios hasta que pudo dedicarse al teatro. Todo su teatro es de crítica social; la gente del pueblo y sus miserias son el centro de interés de sus obras (lo que le deparó habituales problemas con la censura). Sus dramas tienen una base realista-naturalista en la que se mezclan otros géneros como el sainete, la farsa y hasta el esperpento.

De entre su producción destacamos, La Camisa (1962), La pechuga de la sardina (1953) y English spoken (1968)

Carlos Muñíz (1927- ) Comenzó con obras cercanas al realismo social. Con su primer éxito, El tintero (1961) su teatro evoluciona con contenidos expresionistas y absurdos, personajes deshumanizados que representan una función dramática en la escena, pero siempre con la crítica de las injusticias sociales como fondo. Por ejemplo, la obra señalada cuenta la rebeldía de un empleado, Crock, que se opone al mundo absurdo de la burocracia y el clasismo social fruto del capitalismo. Esta tendencia al esperpento y al absurdo continúa en otras obras como Las viejas difíciles (1963).

3) Los años setenta: el Teatro  Experimental

En la década de los setenta (sucedió igual en novela y poesía). Los autores, sin abandonar la intención crítica, buscan nuevas formas de comunicación con el público. Está renovación se conoce como Nuevo teatro español (desde finales de los años sesenta). Es el equivalente a loque hoy se conoce como teatro alternativo.

Destaca este nuevo teatro por su antirrealismo y su experimentación escénica con efectos como el sonido, los efectos visuales, efectos especiales… se recupera el sentido del teatro como espectáculo. En cuanto al contenido, hay mayor contenido alegórico, fantástico, simbólico o, en definitiva, que supere las limitaciones del realismo. Además, se impulsa la idea de la creación en grupo frente al escritor individual tradicional.

En resumen:

1) Nace por la influencia de las tendencias más vanguardistas del teatro europeo (surrealismo, absurdo): Beckett,  Brecht, Ionesco, Arrabal…

2) En cuanto a los cambios en los elementos dramáticos destacan:

Personajes no son personas sino signos, representantes de una función dramática en el texto pero sin conciencia individual ni humana. Representan caracteres y son la unión entre el autor y el público. 

El lenguaje y contenido son generalmente simbólicos. Las palabras tienen un doble significado.

– La acción  no tiene lógica argumental. Estas obras no suelen tener argumento ni desarrollo lógico de los hechos como en el teatro tradicional.

El escenario se llena de “objetos”: un coche, una taza de W.C. una cama, sillas… que tienen una función simbólica en relación con el contenido de la obra. Revalorización y renovación de los efectos escénicos (luz, sonido…) como fundamental del espectáculo teatral. Es más importante el espectáculo que el texto. El texto es un apoyo del espectáculo y no viceversa.

 3) Aunque los motivos que conducen a estas opciones teatrales son muy variados se pueden reducir a dos principalmente: fines político-sociales (inspirados en Brecht) o espectáculos lúdico-ceremoniales.

Autores:

Creación en grupo: Sobre todo en Cataluña, principalmente con grupos como Els Joglars de Albert Boadella (recordaremos que aún hoy en día Els Joglars es quizá el grupo teatral más importante de España y el primero en cuanto a teatro de humor crítico). Fura dels Baus, Els Comediants (también en activo)... En Madrid, Tábano (ya extinguido)

–  Autores individuales: Nuevos dramaturgos como José María Bellido, Luis Mantilla,  José Rubial: El hombre y la mosca; De generaciones anteriores sobre todo Antonio Buero Vallejo, que readapta su creación con: La Fundación (1974) o El Sueño de la Razón (1970)

Pero sobre todo habría que destacar en este teatro la labor de dos autores excepcionales

Fernando Arrabal. (Melilla 1928- )Novelista, poeta y ensayista además de dramaturgo. Su primera obra Los hombres del triciclo (1958) fue rechazada por público y crítica. Decidió marcharse a Francia. Escribió sus obras importantes en francés, por lo que siempre se le ha discutido su pertenencia al teatro español de posguerra. Hoy en día posee un alto prestigio  internacional como renovador de la escena dramática. Arrabal cultiva el absurdo, el esperpento y, sobre todo, es conocido por la creación del teatro pánico: “mezcla de lo absurdo con lo cruel, irónico y ceremonial como forma de expresión“. Obras en esta línea son Pic-Nic (escrita en español), Cementerio de automóviles, Fando y Lis,  El arquitecto y el emperador de Asiria, El cielo y la mierda…

Su obra Pic-nic posiblemente sea  la más representada  en el mundo por grupos de teatro independiente.

Zapo. Bueno, ¿y qué hacemos ahora con el prisionero?

Sra. Tepán. Lo podemos invitar a comer. ¿Te parece?

Sr. Tepán. Por mí no hay inconveniente Zapo, a Zepo. ¿Qué? ¿Quiere comer con nosotros?

 Zepo. Pues…

Sr. Tepán. Hemos traído un buen tintorro

Zepo. Si es así, bueno.

Sr. Tepán. Usted haga como si estuviera en casa. Pídanos lo que quiera.

Zepo. Bueno

Sr. Tepán. ¿Qué? ¿Y usted, ha matado a muchos?

Zepo. ¿Cuándo?

Sr. Tepán. Pues estos días.

Zepo. ¿Dónde? Sr.

Tepán. Pues en esto de la guerra.

Zepo. No mucho. He matado poco. Casi nada.

Sr. Tepán. ¿Qué es lo que ha matado más, caballos enemigos o soldados?

Zepo. No, caballos no. No hay caballos.

Sr. Tepán. ¿Y soldados? Zepo. A lo mejor.

Sr. Tepán. ¿A lo mejor? ¿Es que no está seguro?

Zepo. Sí, es que disparo sin mirar. (Pausa). De todas formas, disparo muy poco. Y cada vez que disparo, rezo un Avemaría por el tío que he matado.

Sr. Tepán. ¿Un Avemaría? Yo creí que rezaría un Padrenuestro.

Zepo. No. Siempre un Avemaría. (Pausa). Es más corto.

Sr. Tepán. Ánimo, hombre. Hay que tener más valor.

Sra. Tepán, a Zepo. Si quiere usted, le soltamos las ligaduras.

Zepo. No, déjelo, no tiene importancia.

Sr. Tepán. No vaya usted ahora a andar con vergüenza con nosotros. Si quiere que le soltemos las ligaduras, díganoslo.

Sra. Tepán. Usted póngase lo más cómodo que pueda.

Zepo. Bueno, si se ponen así, suéltenme las ligaduras. Pero sólo se lo digo por darles gusto

Fragmento de Picnic 

Francisco Nieva. Escenógrafo, novelista, poeta y dramaturgo. En 1975 estrena su primera obra (pero escribe desde 1952). Con La carroza de plomo candente y El combate de Ópalos y Tasia crea el teatro furioso, un tipo de teatro surrealista y del absurdo, caracterizado por “la libertadimaginativa, cercana al surrealismo y al esperpento de Valle-Inclán”

Otros autores de estos años.

Los nuevos caminos del teatro no solo estuvieron en la experimentación y la vanguardia. En esta década se dan a conocer otros autores con propuestas personales que han tenido el reconocimiento de la crítica y el del público (cuando han podido estrenar)

Miguel Romeo Esteo, Manuel Martínez Mediero, Alfredo Mañas, Fernando Fernán Gómez, Ana Diosdado…

Conclusiones:

El teatro español del siglo XX estuvo a la altura del mejor teatro europeo-occidental. Ya antes de la guerra civil las creaciones de Lorca y Valle-Inclán fueron renovadoras y únicas en su momento. Incluso Jacinto Benavente, aunque menos valorado por centrar su talento en el teatro comercial, fue un dramaturgo de prestigio dentro y fuera de España, reconocimiento que se materializó con la obtención del premio Nobel en 1924. Pero en el contexto que nos ocupa, la segunda mitad del siglo XX, el teatro español se mantuvo a un altísimo nivel a pesar de las condiciones políticas internas que dificultaban su natural desarrollo. Por poner algunos ejemplos, A. Buero Vallejo y  Fernando Arrabal son, hoy en día, clásicos del teatro europeo. O Miguel Mihura que escribió su obra de teatro del absurdo en 1932, 16 años antes que Ionesco estrenara la Cantante Calva. Pero no estrenada hasta 1952… cuando el absurdo ya no era  novedad. Es este un ejemplo más de la creatividad del teatro español y de las dificultades que tuvo para desarrollarse.

 

 

 

Gracias por compartir

2 comentarios

  1. Buenos días.

    Solo quería decirle que su artículo “Teatro español de posguerra (1939-1975). El teatro renovador” me ha ayudado sobremanera. Es difícil encontrar páginas en Internet que den información de manera concisa, con un vocabulario técnico pero accesible, y que aun así resulten amenas por no perderse en introducciones excesivamente largas ni en frases rimbombantes que “engordan” el texto.

    Por ello, quería darle las gracias y animarlo a que siga publicando entradas.

    Un saludo,
    Jone

    1. Muchas gracias, la verdad es que por muchas razones he estado una larga temporada ausente pero desde el próximo día 1 de octubre 2020 volveremos con la publicación de nuevos artículos. Cualquier crítica constructiva se os agradece mucho. Saludos

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