Los géneros teatrales

Los orígenes de los géneros teatrales occidentales se hallan en el teatro griego clásico.

El teatro nace en Grecia en las representaciones (en sus orígenes cantadas) que se hacían en los siglo  VII y VI a. C. en honor al dios Dioniso. En sus fiestas, las gentes cantaban poemas relativos a las leyendas del dios y a las desdichas de los héroes. Estos himnos se llamaban ditirambos y se cantaban por solistas y el coro. Del ditirambo derivó la tragedia, que significaba literalmente: “canto del macho cabrío”, y el solista pasó de narrar las peripecias de los héroes a encarnar su papel. Más tarde surgieron personajes antagonistas, el coro era un personaje colectivo que permanecía al margen, expresando los sentimientos de la comunidad ante la actitud y desgracias de los héroes… en definitiva se fue especializando la tragedia cuyo tema central era la lucha del protagonista contra el destino fatal.

Los tres grandes autores trágicos griegos fueron por orden cronológico: Esquilo, Eurípides y Sófocles.

La comedia nació también en las fiestas relativas al dios del vino en las congregaciones que acompañaban a la vendimia. El nombre de comedia ha sido interpretado como “canto de las aldeas” y “canto de los festines”. La comedia antigua de los griegos conservaba un coro que, a diferencia del trágico, era burlesco y de acuerdo con el carácter de las obras; por ejemplo, Aristófanes tiene coro de ranas, nubes, avispas… En el s. IV a. C. nace la comedia nueva por medio de autores como Menandro, género originario  de nuestra comedia de costumbres, en la que ya ha desaparecido el coro.

En conclusión: los dos géneros fundamentales, tragedia y comedia, que luego heredarán todo el teatro occidental surgen en Grecia.

Los géneros

 

1.La tragedia

La tragedia presenta el conflicto entre un héroe y la adversidad, ante la cual el héroe sucumbe. El desenlace es doloroso y recibe el nombre de catástrofe (la tragedia siempre acaba en muerte). La tragedia busca producir la catarsis (efecto purificador y liberador que  la tragedia causa  en los espectadores suscitando la compasión, el horror y otras emociones). En el fondo, la catarsis y por extensión la tragedia conducen al público a la reflexión del hombre y su destino.

Para Buero Vallejo (posiblemente el último gran autor de tragedias en español) las  bases de la tragedia son la aparente arbitrariedad divina, el temor ante la posibilidad de que el mundo carezca de sentido, la necesidad de responder heroicamente ante el temor. El mayor efecto moral de la tragedia es un acto de fe: llevarnos a creer que la catástrofe tiene un sentido aunque el hombre no pueda entenderlo. Plantea el problema del mundo y de su dolor. En la tragedia, la existencia humana es un enigma sin solución.

 

2. La comedia

La comedia es juego alegre que busca la diversión mediante la presentación de conflictos y situaciones falsas o personajes ridículos. Muy pronto se convirtió en reflejo teatral de la vida diaria, con problemas auténticos, pero con desenlace feliz. Los personajes de la comedia son, por lo general, individuos corrientes (frente a los de la tragedia antigua que son individuos nobles). En algunas de estas piezas lo que más importa es el desarrollo de una complicada trama que da lugar a equívocos (comedia de enredo); otras se centran en el carácter del protagonista (comedia de tipos); por último, están las comedias de costumbres (crítica o sátira de la sociedad).

2.1. La farsa

La farsa es un tipo de comedia generalmente representada en un solo acto en la que se ridiculizan tipos. Los personajes caricaturizan modelos sociales (personas, ideas o doctrinas) hasta tal punto que el resultado es un teatro no realista, exagerado en ocasiones rozando el absurdo. El humor de la farsa es festivo, pero a la vez crítico y grave. Por medio de la catarsis de la risa se busca la crítica de los modelos sociales representados.

La farsa tuvo su origen en los deshumanizados personajes de la comedia y fue muy popular durante la Edad Media, sobrevivió en los siglos de oro y casi desaparece en el siglo XVIII. Pero en el siglo XIX y el XX la farsa se revitalizó de nuevo gracias al teatro postromántico y el de vanguardia (en España los ejemplos más destacados del siglo XX son el del esperpento de Valle Inclán y recientemente el teatro grotesco de la compañía Els joglars).

 

3. El drama

El drama, que en general significa acción dramática, designa también un género que, como la tragedia, presenta un conflicto doloroso; ahora bien, no lo sitúa en el plano ideal, sino en el mundo de la realidad, con personajes menos grandiosos que los héroes trágicos y más cercanos a la humanidad corriente.

El drama mantiene una posición equidistante entre tragedia y comedia.

El drama es un género vigente en la actualidad, en realidad ha venido a sustituir a la tragedia que en sentido estricto ha dejado de escribirse.

4. Otros

  • Tragicomedia: Se remontan sus orígenes a la antigua Roma. En España uno de los primeros en acuñar este nombre fue Fernando de Rojas en La Celestina. La tragicomedia es una libre combinación de ambos géneros contenidos en su nombre, en el que generalmente se impone el final trágico. En el siglo XX se ha recuperado de la mano de autores del absurdo, sobre todo.
  • Melodrama: Drama lacrimoso en el que se busca con impostura el llanto del público (desde el siglo XIX)

5. Géneros menores

El profesor Lapesa distingue:

  • Loa: Obra de circunstancias, alegórica. Su representación precedía en el s. XVII a la obra principal.
  • Autos Sacramentales: Composición alegórica en una jornada, de carácter religioso (también del Siglo de Oro)
  • Entremés: Tiene sus orígenes en el paso (siglo XVI) y, como este, se trata de una obra breve (15-20 min.), de humor, con pocos personajes que abarca desde la sátira a la comedia de tipos. Recibe este nombre porque se representaba en el entreacto de una tragicomedia (siglo XVI y XVII)
  • Sainete: Es la ampliación del entremés. Se desarrolla en los siglos XVIII y XIX, y se puede caracterizar como una comedia breve que representa las costumbres populares con desenfado.

6. Nuevas formas de entender el teatro: los “nuevos géneros” (nacidos en el siglo XX)

El teatro épico nace de la mano de Bertolt Brecht (1918-1956) quien desecha la concepción aristotélica del teatro como lugar de identificación entre el espectador y el héroe. Brecht propone el efecto de distanciación, por el cual se rechaza la pasividad y la ilusión. El teatro no quiere divertir al público, ni distraerle de sus problemas cotidianos, sino mostrarle un camino ideológico claro y frío, para resolver sus problemas sociales y políticos. Pretende provocar la reflexión en el espectador, para ello es necesario que el actor no proyecte emociones que pudieran provocar estados compasivos en el público (la anteriormente mencionada “catarsis”). Se trata de evitar la catarsis por medio de recursos distanciadores como: bailes, narrador, alejamiento del actor hacia su papel, uso de la 3ª persona, como si la obra no fuese dramática, sino épica.

El teatro del absurdo surge tras la II Guerra Mundial  en un clima de desilusión, para reflejar la angustia de la existencia. Emparienta con el pensamiento y la literatura existencial de Sartre y Camus, sin olvidar precedentes como Pirandello, y Kafka (en novela). La novedad está en que lo representado rompe con la lógica del sentido común con situaciones ilógicas, acciones incoherentes, personajes vacíos o sin rasgos humanos. El escenario no pretende ser realista, se ambienta entre objetos extraños… en definitiva tiene significado simbólico.

El teatro del absurdo (como el surrealismo) representa la rebeldía contra lo establecido de manera grotesca y trágica. Este teatro muestra lo absurdo de la existencia, y de la condición humana. El lenguaje es también absurdo, con diálogos incoherentes.

Tiene su precedente en autores del drama grotesco como Alfred Jarry (Ubu rey) y en la década de 1950 nace  con Ionesco (La cantante calva) y alcanza su cénit con autores como Samuel Beckett, Antonin Artaud, Harold Pinter y Fernando Arrabal, entre otros. En España se considera Tres sombreros de copa de Miguel Mihura como un precedente del absurdo. Entre los autores españoles cabría destacar a Fernando Arrabal (aunque escribió sus obras originalmente en francés) y Fernando Nieva (que llamó a su teatro “teatro furioso”, entre el absurdo y el surrealismo).

Todo este teatro renovador, conocido aún hoy día como teatro experimental, continúa la búsqueda de nuevas formas dramáticas al margen del teatro comercial (es decir, es un teatro para minorías, no pretende y nunca pretendió ser popular). En definitiva, se caracteriza por la primacía dada al espectáculo por encima del texto literario. En este  es habitual que el autor de paso a los grupos o creaciones colectivas. Cobran especial importancia los elementos plásticos y sonoros, además de la incorporación de elementos y técnicas de otros tipos de espectáculo. Busca hacer participar a los espectadores en el espectáculo lo que conduce al happening, un tipo de teatro experimental donde actores y público improvisan juntos a partir de cualquier acontecimiento. En otras representaciones se discute con los espectadores o se les invita a intervenir para modificar el desarrollo de la acción. Como consecuencia se rompe la tradicional separación escenario/sala. Tales renovaciones técnicas pueden ponerse al servicio de diversos propósitos como el debate, y hasta la agitación política y social (como ejemplo, el teatro guerrillero en América).

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1 comentario

    • Benites Giovanny el 28 mayo, 2018 a las 15:57
    • Responder

    Gracias me sirvió mucho

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