El teatro

Teatro es un término polisémico que puede referirse solo al lugar de la representación o al género literario. Aquí nos referimos al teatro como espectáculo que combina texto, sonido, visión, movimiento y acción (definición de Lee Strasberg-1968-).

En la antigüedad el término teatro entendido como espectáculo recibió otros nombres. El principal es el de comedia que se empleó en el teatro clásico grecolatino y en la Edad Moderna hasta el siglo XX. En el siglo pasado y en la actualidad el término sinónimo es el de drama.

 

1.Definición

El texto dramático representa una acción que se desarrolla ante los ojos del público mediante un simulacro realizado por actores. Dicho de otro modo: unos actores representan un acontecimiento en un espacio determinado. El texto de la representación puede estar en forma de prosa o de verso, y lo que le diferencia de la narrativa y la lírica es que está concebido para ser representado, no leído o recitado.

 

2. El teatro como espectáculo

El teatro es a la vez un texto literario y un espectáculo. A lo largo de la historia han primado más uno u otro elemento, pero debemos considerar que sin texto (sólo mímica, por ejemplo) hay teatro, pero no lo habrá sin espectáculo. Por lo tanto, el  teatro es ante todo espectáculo.

Como decimos, en la historia del teatro y de la crítica teatral no siempre se ha valorado de igual modo la importancia del texto o de la representación escénica. Aristóteles entiende el papel del espectáculo supeditado al texto literario.

En la época medieval y la renacentista, con la commedia dell’arte, el espectáculo y la ejecución escénica tenía, incluso, la importancia del texto literario. El teatro barroco extremó las formas, de manera que lo principal fue la captación del público mediante los artificios de la tramoya y de la maquinaria escénica. En el neoclasicismo se entendió que el teatro  debía educar más que complacer y volvieron a revalorizar el texto por encima de la acción. En el Romanticismo se redescubre el gusto barroco por el artificio escénico. Tendencia que se consolida en el siglo XX que ha dado un lugar tan relevante a la representación y la ejecución escénicas. La revolución dramática del XX ha afectado más a la escena que al texto, de manera que es preciso hablar de géneros de representación más que de géneros literarios.

Por último, el teatro, entre otras cosas se diferencia de la novela o el cine, por ejemplo, en que su producción no es atemporal. Las actuaciones no se pueden separar de los ejecutantes, son vivas y perecederas, presente total, por ello no permite la repetición: cada representación es única y diferente, no hay vuelta atrás. Leer teatro y no verlo representado es una manera incompleta de percibir el hecho teatral.

3. Espectador y actor

Son dos de los elementos necesarios para la existencia de teatro. Se oponen y a la vez complementan: los actores se muestran, los espectadores ven, unos en el escenario, los otros en la sala. Los espacios pueden intercambiarse durante la representación, incluso los papeles de actor-espectador. Pero lo fundamental para que exista teatro es que los papeles (actor-espectador) se mantengan y no se neutralicen.

Por último, no existe teatro si lo que vemos es escena es algo real y no una interpretación.

4.Teatro y texto

Ambos elementos son totalmente interdependientes. El texto y su representación deben alcanzar conjuntamente un desarrollo coherente, como por ejemplo en el fecundo teatro español del siglo de oro. Pero cuando esto no sucede y el texto teatral no es interpretado con coherencia en la actuación, se produce un teatro estéril, marginado o condenado a la lectura o a una futura adecuación a la escena, como pasó con el teatro de Valle Inclán o la mayor parte del teatro de vanguardia.

5.Aspecto social del teatro

El teatro es un arte social. En sus orígenes en las polis griegas cumplía una función política o “pública”. La repercusión del teatro en el público es inmediata, por ello se ha empleado habitualmente como arma para la lucha revolucionaria y la reivindicación socio-política. Y por ello el teatro, también, ha sido el arte más vigilado y censurado por las autoridades.

 

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